En las situaciones de crisis matrimoniales o de parejas, los niños son los grandes perjudicados.

Muchas veces son utilizados por los progenitores para hacer daño al otro o como herramienta para lograr determinados objetivos. Los niños quedan, así, en medio de una guerra entre sus padres, las personas a las que más quieren, en quienes confían y los que son su modelo a seguir, el molde con el que van creciendo y formando su personalidad.

Por desgracia hemos escuchado muchas veces frases del estilo: “No voy a dejar que se lleve al niño porque no me ha pagado la pensión, si quiere derechos que cumpla con sus obligaciones”. Olvidando por completo que, ver a su padre o madre, es un derecho del niño y no del adulto. No es algo que podamos quitarle al otro progenitor, es algo que le estamos arrebatando al niño: la oportunidad de crecer con sus padres.

El derecho de los padres, en este caso, no puede estar por encima del derecho del niño, sino que más bien, para los padres se articula como un deber y una obligación impuesta por la Ley, concretamente en el artículo 154 del Código Civil se recoge: “Los hijos no emancipados están bajo la potestad del padre y la madre. La patria potestad se ejercerá siempre en beneficio de los hijos de acuerdo con su personalidad, y comprende los siguientes deberes y facultades:

  1. Velar por ellos, tenerlos en su compañía, alimentarlos, educarlos y procurarles una formación integral.
  2. Representarlos y administrar sus bienes.”

Es decir, el padre y la madre son iguales ante la Ley (salvo que se ordene algo distinto judicialmente) y deben actuar SIEMPRE en beneficio de los hijos.

Así, en una situación de ruptura sentimental, cuando existan hijos menores de edad, se debe de pensar siempre en ellos, procurando llegar a un acuerdo que haga el cambio lo más llevadero posible y, estableciendo unas medidas que regulen esta nueva situación.

En esas medidas se establecerán cuestiones como la custodia, el régimen de visitas, las vacaciones, pensiones de alimentos, etc. que permanecerán vigentes durante un largo periodo de tiempo, según la edad de los menores.

DEJEMOS A LOS NIÑOS SER LOS QUE SON, NIÑOS.

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