Deloitte clasificó a Bankia como una «empresa con pérdidas» cumpliendo las normas técnicas de auditoría, sin que ello implicara un juicio de valor sobre el comportamiento futuro de la entidad, según han precisado a Efe fuentes cercanas al proceso del expediente abierto por el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC), dependiente del Ministerio de Economía, en el expediente sancionador que ha abierto a la firma y a su socio Francisco Celma. Asimismo, Deloitte desarrolló de manera previa o simultánea a la de auditar los dos primeros trimestres de 2011, claves para el debut bursátil del grupo, otros servicios de asesoramiento, según considera el ICAC en el expediente sancionador que ha abierto a la firma y a su socio Francisco Celma. Según el organismo, los trabajos de asesoramiento «fueron efectuados, en la mayoría de los casos, por las mismas personas que hicieron la auditoría», y ello sin constancia de que Deloitte haya realizado un «análisis y valoración» de los mismos encaminados a «identificar amenazas a la independencia». Dichos servicios ajenos a la auditoría consistieron en la elaboración de un modelo de estados financieros consolidados intermedios de Bankia y notas explicativas a los mismos a 31 de marzo de 2011; asesoramiento en relación con la estructura de negocio de BFA y seguimiento de la segregación efectiva del balance aprobada a 5 de abril de ese año. En los papeles de trabajo de la firma «no consta la identificación de posibles amenazas a la independencia derivadas de cada uno de los trabajos realizados ni su evaluación». Tampoco analizaron las que podrían derivarse del porcentaje de facturación por servicios distintos a los de auditoría, que «pudieran conllevar una amenaza de interés propio», de acuerdo con la normativa aplicable, ni los que realizaron sobre las entidades que integraron Bankia, asegura el ICAC. El importe de los servicios distintos al de auditoría ascendieron a 2,02 millones a 17 de junio de 2011 y 122.700 euros a 28 de julio; los honorarios facturados por estos dos trabajos fueron de 1,05 millones y 551.200 euros, lo que representa el 65,3 % y el 18,21 % del total de la facturación. De la documentación aportada por Deloitte, el ICAC deduce que «los auditores podrían haber participado en la preparación o elaboración de estados o documentos que integran los estados financieros auditados objeto de este expediente». Junto a ello, «podría no haberse abstenido de participar en el proceso de toma de decisiones y gestión de la auditada y sus vinculadas, así como en la elaboración de documentación significativa utilizada por Bankia para sus decisiones y de los estados financieros intermedios auditados». Por otra parte, en sus documentos de trabajo, Deloitte no deja constancia del estudio y evaluación del control interno de la entidad auditada como «base fiable para la determinación del alcance, la naturaleza y el momento de realización de las pruebas de auditoría». En su expediente, el ICAC señala que los auditores trabajaron en las cuentas semestrales del grupo mientras calificaban en sus documentos de trabajo a Bankia como «una empresa con pérdidas o en punto muerto o con bajo nivel de rentabilidad», y ello sin que justificaran los criterios seguidos para cuantificar la cifra de importancia relativa de los riesgos. Por todo ello, el ICAC ha abierto a Deloitte un expediente sancionador por dos faltas muy graves y dos graves, que podrían acarrearle la retirada de la autorización y baja definitiva en el Registro Oficial de Auditores de Cuentas y una multa de hasta el 6 % de su facturación del último ejercicio cerrado con anterioridad a la apertura de su sanción. Mientras, Celma se enfrenta además a la suspensión de la autorización y baja temporal de entre dos años y un día y cinco años y una multa de entre 12.001 y 24.000 euros.

Expansión.com 02-07-2013

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