La crisis está afectando a todos los sectores y, aunque de forma desigual, provoca una transformación del modelo de negocio. En muchos casos esa transformación lleva a la diversificación de las fuentes de ingresos. Se busca transformar la situación de crisis en oportunidad, para ello se necesita trabajo, voluntad y tiempo.
En la actualidad conceptos como tranquilidad, estabilidad o seguridad se han ido retirando de nuestra vida por otros como inestabilidad, cambio continuo, competitividad, flexibilidad. Por ello la gestión de las empresas en lo más amplio del concepto debe cambiar, pues hasta ahora la gestión de productos, procesos, recursos humanos, etc. requería profesionalidad, rigor, control, responsabilidad conceptos o valores que siguen siendo válidos pero que se deben complementar con flexibilidad, rapidez, gestión del riesgo, proactividad, detección de oportunidades de negocio, innovación en las tareas que se realizan, etc. Se tienen que hacer las cosas bien pero además de forma rápida, diferente y flexible y gestionando los riesgos.
La incertidumbre no suele ser buena compañera de viaje, pero en épocas como la actual aparecen amenazas pero también oportunidades. Los cambios se producen rápidamente y adaptarse implica buscar equilibrio entre los objetivos marcados para mantener ese rumbo y los rápidos cambios que se producen en el día a día.
En la actualidad la actitud individual y colectiva es muy importante. Se tiene que ser constante, tener confianza y visualizar los objetivos, por ello es lógico buscar y rodearse de la gente que entiende este compromiso de la misma forma. Alcanzar los objetivos supone trabajo, esfuerzo, voluntad de superación y resistencia. La voluntad de superación no se refiere sólo a obtener resultados positivos, sino a la capacidad de vencer obstáculos y dificultades. Respecto al concepto de resistencia, implica fuerza pero también confianza en lo que vendrá.