¿Extinción del proindiviso o división de la cosa común
Si estás en un proceso de reclamación de una herencia, como especialistas en la tramitación de herencias en Valencia podemos garantizarte que, en ocasiones, este trámite legal es un foco de enfrentamiento entre los hijos de la persona que ha fallecido. De hecho, esta circunstancia conlleva una serie de pasos legales que no siempre terminan en el punto deseado.
Herencia legitima
Tras la lectura del testamento (en caso de que exista, ya que en caso contrario hay que realizar una declaracion de herederos) llega el momento del reparto de la cantidad o propiedad legitima y es en este punto donde se producen los conflictos.
Si es una cantidad económica no hay problema, pero si se trata de un bien proindiviso (con varios propietarios) la polémica no tarda en aparecer. Dos son las soluciones que se pueden poner en práctica para resolver esta cuestión.
Extinción del bien proindiviso
Es la más práctica y la que menos problemas, en principio, provoca. Todo dependerá de la voluntad de los herederos y de quién dé el primer paso para conseguir este objetivo.
Pongamos un ejemplo para entenderlo de manera más didáctica. María, la madre de Juan, Pedro y María, ha fallecido. Ella era viuda y deja como legado su vivienda. Sus tres hijos son herederos y aceptan la voluntad de su madre. Como es lógico, el piso no se puede dividir a partes iguales. Juan decide afrontar la extinción del proindiviso comprándoles su parte a sus hermanos.
Si hay voluntad de cooperación no habrá problema. En caso contrario, comenzará una disputa sobre el precio de venta y, especialmente, sobre el pago del impuesto de sucesiones o del impuesto de donaciones, según proceda. Además, habría que añadirle el pago de la plusvalia municipal y todo lo que los herederos «damnificados» estipulen.
Obvia decir que los impuestos antedichos son una obligación de todos los beneficiarios y no del que quiere comprar la vivienda. Supongamos que Juan quiere seguir adelante sin importarle pagar más de lo estipulado y que consigue llegar a un acuerdo. ¿Qué debería hacer tras lograrlo?
Pagarle a cada legatario su parte, registrar el pago y también la renuncia de sus hermanas a su manda. Posteriormente, debería ir al registro de la propiedad para poner a su nombre la vivienda.
En caso contrario, todos los herederos han de ser reconocidos como tal ante notario. Deberán pagar la parte proporcional de los impuestos municipales que graven el piso y habrán de decidir cómo se vende el mismo o qué piensan hacer con esta propiedad.
División de la cosa común
Cuando las relaciones familiares se enquistan, es posible encontrarse ante esta situación. En nuestro despacho de abogados en Valencia siempre instamos a nuestros clientes a no escoger esta vía, pero todo depende de las ganas de encontrar una solución a este tipo de asuntos. Pueden darse dos situaciones:
– Que el bien sea indivisible. Se apostaría por la solución del apartado anterior o por vender la propiedad y repartir el dinero a partes iguales.
– Que el bien sea divisible. Es el caso de fincas rústicas con una gran extensión de terreno o de parcelas. Se dividen los metros y se escrituran a nombre de cada heredero.
El proceso de división de la cosa común se lleva a cabo en el juzgado. Volviendo al ejemplo anterior, Juan presentaría una demanda exponiendo la negativa de sus hermanas a venderle su parte. El juez, tras consultar al resto de implicados y conocer sus motivos, llegaría a subastar el inmueble y a repartir de forma equitativa lo recaudado. Se trata, sin duda, de una solución efectiva y, posiblemente, la última que haya que adoptar en este tipo de circunstancias.
La solución más drastica para monetizar lo estipulado en el testamento
Como venimos explicando, el reparto de lo que les corresponde a los herederos suele ser traumático en muchas ocasiones. Muchos optan por una solución un tanto ambigua y complicada, que solo consigue elevar a la enésima potencia los problemas familiares.
Aunque se trate de un bien indivisible, la ley no impide que se pueda vender. Lo lógico es vender la parte correspondiente a otro descendiente. En el caso de Juan, que no logra entenderse con sus hermanas, esta opción es inviable, ya que él quiere justo lo contrario.
Cansado de tantas discusiones, decide cortar por lo sano y le vende su parte a una empresa especializada en este tipo de adquisiciones. Él ya ha cobrado su cantidad correspondiente y ahora serán sus hermanas las que tendrán que afrontar una dura negociación, bien para seguir en sus trece, o para terminar vendiendo su parte a la nueva empresa.
En nuestro recorrido profesional siempre hemos desestimado esta solución por considerarla demasiado enrevesada y problemática, pero las circunstancias personales de cada cliente son un misterio difícil de resolver. Esperamos haberte glosado de forma didáctica las diversas formas de evitar disputas familiares y todos los problemas derivados de una herencia.